El reloj no marca más de las 07:30. En el aeropuerto ya hay movimiento: la gente va de acá para allá con su equipaje, se besa y se abraza, se despide y se reencuentra. Qué lugar mágico!
Hago la fila para despachar mi valija y lo peor que le podría pasar a un amante de la fotografía sucede. Me doy cuenta que me olvidé la cámara de fotos, la cámara con la que había practicado durante todo el año para capturar paisajes increíbles. Siento un nudo en la garganta.
De repente toda la alegría de un viaje al lugar que siempre soñaste se cae en picada. No habían pasado 30 minutos y ya se convertía en el peor viaje de la historia (¿drama queen, yo?). No existía la posibilidad de volver a casa y volver al aeropuerto con la cámara, no había tiempo suficiente.
En la espera para embarcar al avión mi cara se encargó de comunicar el mal humor. Las horas de vuelo fueron raras, horas para reflexionar, llenas de sentimientos encontrados.
Al llegar a destino no resistí y miré precios para comprar una cámara nueva. Me convencí que no valía la pena y que tenía que disfrutar del viaje. Al menos tenía el celular.
Ushuaia, Tierra del Fuego, Argentina (Ph: Joel Trapani | @joel.trapani)
Pero… ¿qué se puede aprender de esta experiencia?
Sin estar pendiente de una cámara se puede prestar más atención a los detalles, a la luz, a los punto de fuga, a las líneas, los reflejos, los patrones, las sombras y al movimiento.
El viaje sirvió para ejercitar el ojo. Después de un tiempo aprendés que no importa si tenés el último modelo de la mejor cámara, lo que importa es tu forma de mirar al mundo. Hay historias para ser contadas en cada rincón.
Glaciar Garibaldi, Chile (Ph: Joel Trapani | @joel.trapani)
Cuando viajamos, en ocasiones, nos podrán tocar situaciones no del todo favorables, pero siempre se pueden sacar cosas positivas. ¿Quién nunca se perdió en una ciudad nueva? o ¿quién no se tomó un subte en la dirección contraria a la que tenían que ir? Quizás en esos momentos es cuando encontremos nuevas aventuras para compartir.
Tip!
Si no quieren olvidarse nada, hagan un check-list de cosas indispensables y revisen muchas veces antes de salir.
Espero hayan disfrutado de esta experiencia que le puede pasar a cualquiera.
Un abrazo desde Argentina!
Hasta la próxima,
Joel
Que lindo post! y buena reflexión, siempre podemos elegir ver el lado positivo de las cosas, en lo personal soy alguien que siempre lleva la cámara encima por las dudas,pero me di cuenta que no disfrutamos al cien el momento, por estar pendiente de la foto, así que creo que en algunas ocasiones es mejor disfrutar la experiencia ya los recuerdos en cierta forma, son fotos que permanecen en nuestra memoria