Es el centro de esquí más importante de Latinoamérica y el destino número uno para los viajes de egresados. Tiene una arquitectura que le hizo merecer el apodo de “Pequeña Suiza” y está dentro de un parque nacional.
Ni locales ni extranjeros dudan sobre los atractivos que tiene la ciudad de San Carlos de Bariloche. Sin embargo, muchos la asocian con las vacaciones de invierno. Por eso, hoy descubrimos por qué está bueno visitarla durante el verano también.
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Clima
Un verano que sólo a veces llega a los 30 grados y regala una noche fresca para el descanso nada tiene que ver con el pegote que vivimos durante los meses estivales en las metrópolis como Buenos Aires. Por la mañana, vale salir en short o darse un chapuzón en el lago. Por la noche, será necesario agregar algo de abrigo.
Para quienes hayan ido a Bariloche en invierno, les aseguro que hacerlo en verano será una experiencia completamente distinta. Sé que la nieve es blanca, pero es increíble ver cómo apenas un color transforma el paisaje por completo.
Playas de Bariloche. Ph.: Jennifer Micó
Playas de Bariloche. Ph.: Jennifer Micó
Centro Cívico bajo el Sol. Ph.: Jennifer Micó
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Actividades de montaña
Hasta el momento, no inventaron nada como un uso veraniego de los esquís pero hay otros deportes y entretenimientos para hacer en la montaña durante estos meses. Mi favorito, uno de los más populares, es el trekking. Elegir un punto en la montaña, preparar una mochila liviana y empezar a caminar por senderos más o menos escondidos entre árboles y rocas. Las vistas, a medida que el ascenso avanza, son espectaculares. Ni hablar de la sensación de llegar a la meta, tirarse a descansar un rato y sólo después de un buen rato allá, compartiendo una charla con otros aventureros o simplemente contemplando en silencio, pensar en el regreso.
Obvio que para quienes lo prefieran, muchos circuitos ofrecen la alternativa de subir por medio de aerosillas, las mismas que se emplean durante la temporada de esquí.
Panorámica desde la cima de la montaña. Ph.: Jennifer Micó
Refrigerio de andinistas: calafates frescos. Ph.: Jennifer Micó
Otra opción: frambuesas. Ph.: Jennifer Micó
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Tomar helados artesanales
¡Oh, sí! Nadie vuelve de Bariloche sin unos bombones y los famosos chocolates en rama (sea para regalar o para uso personal ?). En verano, ¡por suerte!, las chocolaterías permanecen abiertas. Es más, la gran mayoría, también produce helados artesanales. Genial para degustar los sabores tradicionales y los que se hacen con frutas locales también.
En Bariloche, como en Copacabana. Ph.: Jennifer Micó
A la oferta de helados y chocolates artesanales, Abuela Goye, Mamushka, Chocolates del Turista, Rapanuí y Tante Frida, suman una variedad de tortas caseras increibles.
Tarde lluviosa y fresca en Rapanui. Ph.: Jennifer Micó
Si están en Capital Federal y se tentaron, pueden teletransportarse a Bariloche en las sucursales que allí tienen Rapanuí y Abuela Goye.
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Buen lugar para hacer base
En tanto es una gran ciudad, creo que Bariloche es una buena opción para llegar y, desde ahí, organizar una serie de visitas a otras ciudades cercanas. Un fin de semana acampando en El Bolsón o unos días para conocer Bahía Manzano, por ejemplo. En el viaje más reciente que hice, fui a Puerto Montt, en Chile. En micro, tardé unas cinco horas y la parte menos copada es el paso por la aduana (lleva bastante tiempo).
Desde arriba del volcán Osorno en Chile. Ph.: Jennifer Micó
Lugar idílico en Puerto Varas. Es una casa de té con especialidades de la cocina alemana, herencia de los colonos que llegaron de esta parte de Europa a mediados del siglo XIX.Ph.: Jennifer Micó
Juegos en la nieve. Aunque fui a principios de enero, en lo alto del Volcán Osorno, todavía quedaba un poco de nieve. Ph.: Jennifer Micó
Subiendo por la ladera del volcán. Hice un tramo a pie y otro en aerosilla. Ph.: Jennifer Micó
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Vida nocturna y al aire libre
Para muchos, unas buenas vacaciones deben incluir salidas nocturnas. Desde los barcitos cerveceros hasta los boliches más vibrantes, ningún turista trasnochador puede aburrirse en Bariloche. Algo muy lindo para aprovechar la temporada veraniega son las mesitas sobre la vereda que tienen algunos bares y restaurantes. Además, cada noche, en las calles próximas al centro cívico, hay espectáculos callejeros.
Dos últimas recomendaciones para armar la valija
- No subestimar el Sol. En Bariloche, al igual que en otras partes de Patagonia, el Sol es muy fuerte. Asegúrense de llevar un buen protector (o pantalla) solar y sombrero. Suena a consejo de madre/abuela, pero de verdad que no es difícil insolarse allá.
- No olvidar abrigos. ¡Es verano pero es Patagonia! Así que una rompevientos y un buso son muy bienvenidos.
Los que ya lo hicieron, seguro también tuvieron una excelente experiencia en la Patagonia de verano. A quienes todavía no lo probaron, los aliento: Give Bariloche Summer a chance! Aquí terminamos por hoy y volvemos a encontrarnos en un viaje por las rutas de Baja California, Méjico. Hasta pronto y saben que pueden escribirme cuando quieran! 😉
Sin dudas un destino imperdible, en cualquier época del año.
Ya sea que te gusten los deportes extremos o te tienten las exquisiteses gastronómicas Barilohe (y toda la zona de la cordillera patagónica) debe estar dentro de tu planificación turística.
Muchas gracias por postear sobre un lugar tan bello.
Saludos.
Ch.
Sí! Patagonia = pasarla bien siempre! 🙂 Gracias por leer y comentar! Besos!
Fui una sola vez a Bariloche y fue en verano. Hice un recorrido llamado los 7 lagos y nos alojamos varios días en Bariloche, dos en Villa la Angostura y tres en San Martin de los Andes. Fue increíble. Lo disfrutamos muchisimo y lo recomiendo. Hubo una guía de las pocas excursiones que realizamos que dijo algo así como que Bariloche es distinta en cada estación del año y vale la pena ir a visitarla en cada una de ellas. Es decir, me quedan tres visitas más 😉
Saludos
Ana
Sí! Tres, por lo menos! Gracias por comentar, Ana!
Pd: me di una vuelta por tu blog! Me gustó mucho!!